miércoles, 5 de diciembre de 2012

PAUTAS ANTE RABIETAS INFANTILES


LAS RABIETAS EN LA INFANCIA:
Las rabietas o "berrinches" son comportamientos naturales durante el desarrollo de la primera infancia. A medida que los niños aprenden a separarse de sus padres, es decir, cuando aprenden que son seres aparte, tienen una tendencia normal y natural a afirmar su independencia. Este deseo de control a menudo se manifiesta diciendo "no" frecuentemente y teniendo rabietas que se combinan con el hecho de que el niño puede no tener el vocabulario para expresar adecuadamente sus sentimientos.
Las rabietas generalmente comienzan entre las edad de 12 a 18 meses, alcanzando su punto máximo entre los 2 y 3 años, disminuyendo rápidamente hasta la edad de 4 años después de la cual casi no se deben volver a presentar. El hecho de estar cansado, hambriento o enfermo puede hacer que las rabietas empeoren o se vuelvan más frecuentes, por lo que se recomienda asegurarse que el niño coma y duerma en las horas acostumbradas. Si el niño ya no hace la siesta, aún es importante tener algún tiempo de reposo. El hecho de acostarse durante 15 a 20 minutos o descansar al lado de sus padres mientras leen cuentos juntos en momentos regulares del día puede ayudar a prevenir las rabietas.
Cuando el niño tiene una rabieta fuerte, es importante que los padres permanezcan calmados. Ayuda el hecho de recordar que éstas son comportamientos normales y que no son culpa de los padres, ni tampoco las personas se pueden considerar malos padres o los niños malos niños por este hecho. El hecho de gritar o golpear al niño sólo empeora la situación. Una respuesta y atmósfera calmadas y pacíficas, sin "ceder" o romper con las reglas establecidas, reducirá el estrés y hará que todos se sientan mejor. No se debe olvidar que los niños imitan el comportamiento. También se puede intentar distraer la atención del niño hacia actividades que le gusten o tratar de poner una cara graciosa.
En la aparición de estos episodios, intervienen además de la personalidad del niño y los cambios que en él se generan, otros factores. Entre estos factores se destacan la sobreprotección, una disciplina demasiado estricta y rígida, el cansancio de los padres, la impaciencia y el mal humor. Es muy importante que los padres mantengan una actitud coherente y constante, debiendo estar entre sí de acuerdo en el manejo del niño con rabietas.
La actitud que asuman los padres en esos momentos es fundamental ya que dependerá en gran parte como el niño se comporte en el futuro.
Responder con agresión o perder los estribos genera más inseguridad en el niño y por consiguiente persistencia del problema. Además los niños imitan estas actitudes de violencia (tirar objetos, pegar a otros niños, etc.).
Las penitencias adaptadas a la edad (retirarse de la mesa, ir a la habitación o al rincón); o la retirada de privilegios con la explicación correspondiente del por qué y el hasta cuándo, son métodos efectivos.

PAUTAS PARA PREVENIR LAS RABIETAS:
·         Al solicitarle al niño que haga algo, presentarlo como una invitación, no una orden. Por ejemplo, "si te colocas el gorro, podrás salir a jugar ".
·         Ofrecer alternativas cuando sea posible, que el niño decida qué ropa usar, los cuentos que desea leer, etc. No pelear con relación a cosas sin importancia. Si el niño se siente independiente en muchas áreas, es más probable que acate las reglas cuando son obligatorias.
·         Establecer normas sobre aspectos realmente importantes, garantizando una adecuada enseñanza de límites, sin violencia ni rigidez pero con si con firmeza y coherencia.
·         Limitar el uso de videojuegos, TV y películas, controlando que no utilicen contenidos violentos.

PAUTAS ANTE LA APARICIÓN DE UNA RABIETA:
·        No perder el control de la situación, mantener la calma, con padres controlados y tranquilos, los niños seguirán el ejemplo.
·         En el momento del episodio, es correcto mantener una actitud de indiferencia, ya que el niño a pesar de los intentos de hablarle no escuchará nada ya que su llanto no se lo permite.
·         Es necesario mostrar firmeza (no dureza ni rigidez) que contenga al niño, darle el tiempo y lugar para que se recupere.
·         Si la situación se revierte es importante no concederle lo que quería previamente.
·         Se le debe dar la oportunidad de elegir actividades u opciones que sean aceptadas por los progenitores. De este modo el niño con deseos de autonomía pero que aún no sabe de su manejo y control, no se sentirá impotente, atenuando así sus sentimientos de frustración.
·         Se le puede alzar, darle seguridad y afecto una vez pasado el episodio, pero no recompensarlo con "premios" (golosinas o juguetes) si se porta bien. Esto es para no confundir al niño creando un circulo vicioso de: Berrinches=Premio.
·         De continuar con esta actitud de rabieta y llanto descontrolado, a pesar de lo anteriormente expuesto, los padres podrán decidir dejarlo en su habitación u otro lugar adecuado y cercano de sus padres hasta que el niño revierta su conducta (Penitencia)

LLAMAR AL PEDIATRA SI:
-       Las rabietas empeoran en lugar de mejorar después de los 4 años.
-       El niño se lesiona a sí mismo o a otros o destruye pertenencias durante las rabietas.
-       El niño contiene la respiración durante las rabietas, en especial si se desmaya.
-       El niño también tiene pesadillas, involución en el entrenamiento para el uso del baño, dolores de cabeza, dolores estomacales, se niega a comer o ir a la cama, presenta ansiedad o tiene un apego excesivo hacia sus padres.